El sábado 25 de octubre tenemos la suerte de contar en nuestro local con Jaime de Desarma Madrid y Álvarito de la Asamblea Antimilitarista de Madrid.
Será por la mañana, en el local de nuestro sindicato, calle de los Carrilejos 37 de Colmenar Viejo, a partir de las 12 h, y hablaremos con ellos sobre antimilitarismo en estos tiempos que corren.
Después, sobre las 14:30 h, tendremos nuestro habitual comedor popular dónde compartir de manera más relajada y por la tarde, después de la sobremesa, sobre las 17 h, proyectaremos el documental “La guerra empieza aquí” de Joseba Sanz, producido por el colectivo Ongi Etorri con guión de LGEA BATZORDEA, que también podremos comentar después.
Para inscribirse a la comida os agradecemos nos escribáis al correo colmenarviejo@cnt.es antes del 23 de octubre, para que podamos comprar y preparar el menú.
Esperamos que la jornada sea de vuestro interés y podamos construir de forma colectiva caminos de paz por donde avanzar hacia un horizonte dónde sea posible la vida.

El gasto militar español en 2024 fue de 62.126 millones de euros, 1.130 euros por habitante y el 3,46% del PIB. Si se incluyen los gastos en control social, la cifra sube a 65.501 millones, 1.304 euros por habitante y nada más y nada menos que el 4,11% del PIB. Total, que llegar al 5% firmado con la OTAN, que este gobierno dice que no se cumplirá, es prácticamente una realidad que se alcanzará en muy poco tiempo.
Este cálculo está hecho sobre los datos públicos oficiales del gobierno y la investigación que elabora todos los años el grupo tortuga. En ella se tienen en cuenta los datos ocultos sobre gasto militar que se camuflan en otros ministerios distintos al de “Defensa”, como el ministerio de hacienda, por ejemplo, dónde las partidas destinadas al gasto militar ascendieron a 7.432,32 millones de euros.
Esta barbaridad de recursos y dineros se esconden en ministerios como el de transición ecológica o industria, por ejemplo, y según los años incluso en el de agricultura. Juan Carlos Rois, abogado y antimilitarista comprometido desde hace muchos años, elabora un informe anual junto con el grupo antimilitarista Tortuga que podéis descargaros en el siguiente enlace:https://objecionfiscal.info/informe-sobre-el-militarismo-espanol-en-2024-la-construccion-de-un-clima-prebelico/
Cómo se puede observar, no se escatima en recursos y dineros para sus guerras, y no nos olvidemos, para el control social de la gente de a pié, un asunto que pone los pelos de punta. Su perspectiva, no obstante, es evidentemente seguir creciendo.
No podemos olvidar los convenios establecidos por universidades y otros estamentos. Durante 2024 la actividad del Ministerio de defensa con universidades no ha dejado de crecer y se han firmado o renovado en el mismo nada menos que 65 nuevos convenios entre los que destacan la comunidad de Madrid y Andalucía.
El movimiento antimilitarista lleva años insistiendo en una realidad constatable: la implicación radical de nuestras estructuras económicas, políticas y militares en la propagación de la guerra. Se impone el negocio sin que importe la vida.
No es un eslogan, es una evidencia que muestran los datos. La proyección militar española, la política de alianzas que se mantiene, la potenciación de la industria militar y la fabricación de armas de proyección a mansalva, la agresiva venta de armas a países en conflicto y la proliferación de armamento español en diferentes escenarios de guerra, así como el apoyo mal disimulado en las guerras emprendidas por Israel o la cronificación de la guerra de Ucrania, dan noticia de la implicación española en el clima prebélico y en la preparación de la guerra; guerra que comienza aquí y que se desarrolla allá, lejos de nuestras fronteras.
Somos el séptimo exportador de armas del mundo pero además el escenario que nos rodea alimenta un discurso prebélico donde las palabras y los gestos dibujan un futuro más que siniestro.
Frente a todo ello el movimiento pacifista y antimilitarista cobra mayor importancia que nunca y aunque haya voces que afirman que en este momento son colectivos marginales los que abogan por la paz, basta con pedirles que miren las calles del mundo estos días clamando por el fin del genocidio en Palestina.
Que no digan políticos y mercaderes que actúan por nuestra seguridad y mucho menos en nuestro nombre, porque la sociedad civil tiene muy claro un grito común:
NO A LA GUERRA.
NO A SUS GUERRAS.