PALESTINA LIBRE DESDE EL RÍO HASTA EL MAR

“Diez empresas (cuatro americanas y seis europeas) del sector defensa y armamentístico suben con fuerza en bolsa desde que el pasado 7 de octubre Hamás atacara por sorpresa a Israel. De este grupo, tres de ellas cotizan en máximos históricos. Además, seis de estos valores cuentan con potencial de doble dígito”. Estrategias de inversión. Revista de negocios.

Proliferan de nuevo los genocidas por todo el Mundo. Netanyahu, Biden, Putin… Jinetes de un apocalipsis estudiado, preconcebido, calculado. Juegan sin disimulo al gran negocio de la muerte, del exterminio masivo: la industria armamentística. La industria armamentística supone más de un 3% del PIB mundial, con lo que maneja, toda África y toda Latinoamérica podrían nadar en la abundancia. Sin embargo si se hiciera eso se acabaría el jueguecito. ¡No! Hay que seguir alimentando a la Bestia Capitalista, que siga creciendo, masacrando, engullendo vidas: ¡Sobran! Si ganamos mil millones en cada bombardeo lo demás qué más da. Los viejos se van a morir de todas formas, los jóvenes ya no generan riqueza, las mujeres sólo paren y ¿las niñas y los niños? Esas pequeñas diablillas.

Y esos pequeños malandrines solo chupan del bote y son un puñetero incordio, hay que matarles para que quienes sobrevivan, dentro de veinte años, nos odien y así mantengan el negocio.

Desde hace milenios, de manera sádica, el terror se ensaña con la vida de las niñas y los niños, les asesinan. Netanyahu sabe algo de esto, del placer que le provoca matar niñas y niños, especialmente niñas y niños, le viene de familia, ya hace muchos siglos un antepasado suyo tenía el mismo vicio: el rey Herodes.

Hay unos cerebritos que manejan este dantesco espectáculo, están en los grandes centros de Inteligencia (así les llaman, les gusta el cinismo y creerse unos listillos y listillas) uno de ellos es el Pentágono, utilizan una curiosa nomenclatura para no llamar a las cosas por su nombre: a las guerras, mientras no sean mundiales, les llaman “conflictos de baja intensidad” y al exterminio de niñas y niños palestinas y palestinos en Gaza, simplemente “daños colaterales”.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Estados Unidos es una colonia de Israel. Y, en este sentido, obedece las instrucciones que le llegan de la metrópolis, de Tel Aviv. Así, si hay que aprobar una ley que equipare antisionismo con antisemitismo para convertirlo en racismo (curioso racismo, tanto el pueblo palestino como el pueblo hebreo son semitas) se aprueba, si hay que apalear y meter en la cárcel a miles de estudiantes por denunciar un genocidio más que evidente que clama al cielo, se les apalea y se les mete. Y si, para disimular ante la opinión internacional y la de la ONU, dicen a Israel que no les van a enviar unas bombas por ser ofensivas, pero que les envían otras igual de eficaces que están catalogadas de defensivas, pues hacen el paripé.

Y mientras las niñas y los niños de Palestina sufren, agonizan y mueren sin remedio.

Vivimos tiempos oscuros: “Negras tormentas agitan los aires. Nubes oscuras nos impiden ver”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *